Jazmin-Negro

Me gusta escuchar música mientras camino. Es como si el ritmo y la letra le dieran un sentido a las cosas, a las mismas calles unidireccionales, a las mismas casas, al color del cielo y la temperatura. La música sublima las cosas. Hay música para escuchar a las dos A.M., mientras afuera el silencio orgánico de la noche devora todas las cosas, y el mundo entero es una casa desierta. Hay música de viaje, de paisajes, casas y personas que se suceden a través de la ventanilla. De soleadas tardes dominicales; de días pálidos o noches invernales. Hay canciones para regresar a algún lugar, o perder a a

Qué hace uno cuando se da cuenta de que no hay nada más vulgar que la vida. Uno come, duerme, estudia trabaja aprende crece mira respira envejece. Nada más. Nada sublime ni hermoso ni tampoco desgarrador. Un día conocés a una persona, te das cuenta de que la querés, y si de repente no la ves más terminas por olvidarla. Porque no hay un amor lo suficientemente único como para no repetirse hasta el infinito, con toda su fuerza y su bestialidad. El presente es una eterna sucesión de lo mismo, y lo que pasó ayer es como si no hubiera existido nunca. Uno no debería poder dejar de querer

Decidiste quedarte allí, sin moverte ni hablar. Decidiste creer que no podías hacer nada frente al destino. Y permaneces ciego y sordo, insensible. No te levantas, no dices nada. Piensas que, tal vez, el peso de la verdad te aplaste. Me tienes a tus pies, agonizante. Y huyes desesperado como el último pájaro en el desierto. Yo permanezco en silencio. Y duermo. Porque, a veces, dormir es morir muy lentamente. Al despertar siento la frescura inundando mis manos desnudas. Pienso que nunca debí conocerte, ni en esta vida ni en la otra. Mis ojos se inundan, miran desgarrados el pasado irreversible. Todo mi cuer